domingo, 7 de abril de 2019

ANTÓN ZELEDÓN ZENDÓN. La construcción y el cáncer

Varios médicos, enfermeras y otras muchas personas de la plantilla de aquél hospital se han movilizado para arrancarme de los brazos de la muerte. Cansado ya de luchar me había entregado a ella con absoluta calma y tranquilidad. Tanto Mª Teresa como Miguel Ángel me acompañan siempre. Son mi esposa e hijo mayor, y, en aquellos momentos fueron el cordón umbilical entre el mundo y mi propia vida.Y para rendir culto a la misma, les pedí que ll amasen a mis hermanos y a mis hijos pequeños. Creí tener la necesidad de verlos, para afirmarme en un antes y un después, dentro del esquema vital que había sido mi propia existencia. Quizás de este modo consiga situarme en el lugar y en el tiempo que me ha sido asignado, en ese inmenso caos que pienso es el universo, del cual he formado y aún formo parte. Todos hicieron a la perfección su trabajo, pero algunos derrocharon tanto cariño y delicadeza que se ganaron para siempre mi corazón. Un fuerte abrazo para todos ellos. Un especial recuerdo y agradecimiento a María Teresa, mi esposa y compañera. Sin su abnegada intervención nunca hubiese podido escribir este libro. Se lo dedico a ella con todo mi cariño.

 Desde el hospital Miguel Servet. Zaragoza; 15 de Mayo de 2.007. 


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